Todos queremos un tratamiento que detenga al coronavirus. También queremos una vacuna para protegernos. Y lo queremos todo para mañana. Pero la investigación biomédica tiene sus tiempos y procedimientos por razones muy poderosas. Nada menos que para cumplir con los dos primeros principios de la bioética: el principio de no maleficencia (no hacer el mal) y el principio de beneficencia (hacer el bien).

Esos dos principios nos recuerdan que debemos evaluar la seguridad y la eficacia de cualquier tratamiento antes de autorizarlo. Los tratamientos, ante todo, no deben causar más daño del que pretendemos solventar. Los beneficios deben superar a los riesgos. También deben ser eficaces para su objetivo final. Ante todo seguros, después útiles. Este beneficio deberá tener en cuenta también el parecer del paciente. Esto entronca con el tercer principio de la bioética: el principio de autonomía (que obliga a respetar la libertad de decisión de cualquier paciente sobre cualquier intervención a través del llamado consentimiento informado).

https://theconversation.com/en-una-pandemia-mantener-la-bioetica-es-mas-importante-que-nunca-134449

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